martes, 22 de agosto de 2017

Consejos para hacer que su hijo lea

      ¿Por qué es importante crear niños y niñas que sean buenos lectores?  

       Hay muchas respuestas posibles y válidas para esa pregunta. Mientras escribía este artículo, encontré algunas muy buenas en el libro Me gusta leer de Editorial Ceac * que voy a compartir con ustedes. La lectura es importante para crear niños con pensamiento propio, cuestionador de todo aquello se le pueda dar como verdad única e indivisible. La lectura puede contribuir de manera decisiva en la educación de los hijos como personas y puede formarlos con un criterio propio que no los deja desvalidos, fácilmente manipulables, frente a un entorno que los quiere volver a todos iguales. Pero la que más me gusta es esta: la lectura es "un jarabe que cura la soledad frente a las grandes respuestas de la vida." 
      En la etapa escolar, la mayoría de los aprendizajes nos llega a través de los textos escritos, por lo que si no se lee bien, no se aprende bien. Y, por sobre todo, queremos que el niño aprenda, que le vaya bien y que esté bien adaptado e integrado socialmente.

  1. Léale desde pequeño. El tiempo compartido es el mejor regalo que se le puede dar a un hijo y qué mejor que compartirlo con una historia que ambos disfruten. Aunque no a todos nos gusta leer, a todos nos gusta que nos lean.
  2. Dé el ejemplo. No pretenda que su hijo se convierta en un buen lector si usted no lo es y nunca lo ve con un libro en la mano. Predique con el ejemplo.
  3. Cómprele libros siempre que pueda y participe con él en la elección de sus lecturas. Observe cuáles son sus preferidos, los dibujos y los temas. Algunos libros vienen con una recomendación de la edad para sus lectores pero no todos. Cerca de casa hay un supermercado que tiene un estante con libros. Muchas veces vi a dos o tres niños sentados en el suelo hojeando encantados librillos de cuentos que estaban en los estantes inferiores. Pero cuando los padres se acercaban y les pedían que se los compraran, nunca vi a uno acceder y llevarse el libro que le había gustado al niño. Pero después todos quieren que sus hijos sean buenos lectores... Seamos coherentes.
  4.  En la casa tiene que haber libros. No tiene que instalar un estante o un revistero en el baño pero dejar una revista Condorito olvidada, por ejemplo, o algo liviano que llame la atención hasta al más reacio lector puede ser una buena estrategia. Y eso vale para toda la casa. Mis padres, tenían siempre algún libro escondido o guardado en lugares insospechados y siempre los encontrábamos por casualidad. No había una biblioteca ni una habitación especial para estudiar (hacíamos los deberes sobre la mesa de la cocina) pero los libros siempre andaban por ahí, al alcance de la mano. Ellos no sabían que estaban usando una estrategia de estímulo a la lectura válida, pero la prueba es que funcionó. 
  5. La lectura tiene que ser una elección no una obligación, debe provocar placer no disgusto. Si no quiere leer, no lo obligue.
  6. No todos seremos buenos lectores o lectores por placer. Tal vez a su hijo le gusten los deportes, las tareas manuales o alguna otra actividad. No somos todos iguales y hay que respetarlo. Por la razón que expuse en el apartado anterior: debe ser un placer y una elección. Ya basta con lo que debemos leer en los cursos escolares obligatorios.

      Por último, una observación que hay que tener en cuenta. Los trastornos en la lectoescritura, como la dislexia, se han vuelto cada vez más comunes y no siempre son detectados por las maestras, aunque es la etapa ideal para un diagnóstico. Por eso hay que estar atento como padres y como educadores. A veces el niño no lee más porque no puede. Si hay un trastorno, la lectura puede resultar una verdadera tortura, por lo que recurrir a un profesional para un diagnóstico puede ser la mejor opción. Cuanto más temprano sea detectado, mejor. Y aunque no pueda leer con fluidez que nos gustaría, aún le va a gustar que le lean, así que aprovechémoslo. Hay mucho material disponible en la red en forma de canciones y videos para esos casos. No hay que desanimarse.

      * Me gusta leer. Consejos para conseguir que tu hijo se convierta en un gran lector. Edición de Joan Portell. Ediciones Ceac, Barcelona, 2007.


viernes, 18 de agosto de 2017

Las bibliotecas perdidas

      Cuando un gran lote de libros se dona a una biblioteca, de inmediato se dice "falleció un
profesor". ¿Ya lo habían escuchado? ¿Es que solo los profesores cultivan una buena biblioteca personal? No, claro que no, pero como el profesor usa el libro como herramienta de trabajo, la lectura se cultiva también como herramienta.

      En noviembre de 2016 compré un lote de libros que estaba disponible en mi ciudad. Un lote, una pila, de libros usados, libros viejos en diferentes estados de conservación. La dueña anterior los había recibido de Emaús* para formar una biblioteca barrial que no se concretó. Cuando ya estaban en casa descubrí que dos tercios del material era sobre Historia y Geografía. Como Emaús hace su trabajo a través de donaciones, la conclusión lógica es que esa colección de libros perteneció a un profesor fallecido y que la familia donó su biblioteca a la organización. 
      La reflexión fue inmediata e inevitable, ¿cuál es el destino que le espera a las bibliotecas personales cuando fallece el dueño? Y de forma menos general, ¿cuál será el destino de la mía cuando me toque el turno a mí? Porque, verán, ese es un tema que preocupa a estudiosos, como el escritor y crítico literario Patricio Pron, que se dedican a estudiar el tema cuando la biblioteca pertenece a un escritor famoso, pero no hay nadie a quien le preocupe el destino de las biblitecas personales, aquellas colecciones de libros hechas por anónimos. En muy raras ocasiones hay un miembro de la familia que la hereda y la conserva, pero cuando esto no sucede, el trabajo de una vida se pierde (porque cuesta trabajo, tiempo y dinero reunir una colección así).

"...la biblioteca de un escritor permite tener un acceso invalorable a su formación, a sus métodos de trabajo y a esa relación tan particular que se establece entre lo que un escritor lee y lo que escribe,así como ala forma en la que se relacionacon sus pares y sus lectores. de alguna formaes una autobiografía que se pierde con su muerte ,principalmente por razones económicas: cuesta tanto dinero conservar y poner a disposición de los estudiosos la biblioteca privada de un escritor que pocas instituciones y prácticamente ningún particular pueden permitírselo. Cuando lo hacen, sin embargo, apenas pueden hacerse cargo de los manuscritos y de la correspondencia." 

Bibliotecas perdidas, El escritor como lector. Patricio Pron. El País Cultural, 22 de julio de 2011.


      Una alternativa a esta triste realidad puede ser la que eligió el escritor uruguayo Mario Benedetti** en 2006 cuando donó una parte de su biblioteca personal al Centro de Estudios Iberoamericanos que lleva su nombre, en la Universidad de Alicante. No que sea una opción donar mis libros a la Universidad de Alicante, ironía aparte, sino porque me parece una alternativa para ser pensada el hecho de elegir con conciencia el destino que queremos darle a nuestra biblioteca antes de nuestra muerte, si no tenemos herederos que puedan hacerse cargo de ella después. 
      
      Aunque parezca un tema un poco morboso, yo no puede dejar para pensarlo después. Y, si puedo, esa es una decisión que me gustaría tomar en vida. Les dejo aquí planteada la propuesta de reflexión.




* El movimiento Emaús fue fundado en Francia por el Abbé Pierre. Nació en dos tiempos: primero en 1947, cuando el Abbé Pierre alquila una casa deteriorada en Neuilly-Plaisance, 14 km al este de París. La reconstruye y abre un albergue juvenil internacional al que da el nombre de "Emaús", como símbolo de la esperanza renovada. El segundo paso tiene lugar en 1949, cuando invita a Georges Legay (un desesperado suicida) a construir alojamientos para las familias sin techo.
Aunque Emaús fue creado por un sacerdote católico, quiso ser desde su origen un movimiento abierto a todas las nacionalidades y orígenes étnicos.

Para saber más: www.emaus.org.uy

** Para saber más: www.elmundo.es

martes, 15 de agosto de 2017

Booktag The New York Times

    Desafío propuesto por Lucía del blog Leer por puro vicio (al que pueden acceder aquí: https://leerporpurovicio.blogspot.com.uy/  ) a través de su cuenta homónima en Instagram. Estas propuestas me interesan porque te permiten reflexionar sobre tus propias lecturas al plantearte preguntas que no te haces en forma habitual. 

Booktag The New York Times

1. ¿Qué libro está en tu mesita de noche ahora mismo?

 
Nunca tengo un único libro en mi mesa de noche, sino una pila con los que estoy leyendo, los que quiero leer y algo que esté investigando.



2. ¿Cuál fue el último buen libro que leíste?

 
Uno que me impresionó tanto como para entrar en mi lista de libros más amados, Abomination de Gary Whitta me encantó.


3. Si pudieras conocer a algún escritor, muerto o vivo, ¿quién sería y qué le preguntarías?

 
Me gustaría conocer a la escritora brasileña Letícia Wierzchowski. No le preguntaría nada, solo me sentaría a compartir un café con ella. 


4. ¿Qué libro puede sorprender encontrar en tus estanterías?

Los libros sobre moda y zapatos.

5. ¿Cómo organizas tu biblioteca personal?

Por género literario, por autor y donde quepan.

6. ¿Qué libro has querido leer siempre y aún no lo has hecho?

Ninguno que recuerde en este momento.

7. Decepcionante o sobrevalorado. ¿Qué libro se supónía que te iba a gustar pero no lo hizo? Último libro que hayas abandonado o no te haya gustado.

 
La chica del tren de Paula Hawkins gusta a todos pero a mí me causó un fastidio insoportable la protagonista. ¡Detesté el libro! Abandoné Mitología nórdica de Neil Gaiman sin previsión de retomarlo.

8. ¿Qué tipo de historia o género no te atrae o sueles evitar?
 

Evito los dramas lacrimógenos estilo Jojo Mojes y John Green. Si sé que la historia termina de forma trágica prefiero no leerlo.

9. ¿Cuál es el próximo libro que planeas leer?

Aún no lo he decidido. Tengo varias novelas a medio leer y no planeo empezar nada nuevo por ahora.

Cinco clichés de la novela romántica para reír o llorar

    Hubo una etapa de mi vida en la que leí mucha novela romántica en ediciones de bolsillo.
Eran baratas, fáciles de conseguir y de leer, podían intercambiarse en quioscos de canje y siempre se heredaba alguna de madres, tías y abuelas. Novelas de Corín Tellado y Bianca, Sabrina con sus derivados. Leí tantas que atravesé un período de empacho en que las evité a muerte. Ahora, una vez cada tanto, me animo a leer alguna y me he llevado buenas sorpresas como con Outlander de Diana Gabaldon. Esta publicación es para comentar los estereotipos que más me molestan en la novela romántica. Seguro que reconocerán algunos. Aquí están:
  1. La joven virgen e inocente, el galán con exceso de experiencia.  Este es el punto que más fastidio me causa en estas novelas porque revela desigualdad de género que nos llega de larga data. Y, atención escritoras, continuar usándolo es replicar un modelo de conducta discriminatorio.
  2. El galán millonario y la muchacha pobre pero honrada. ¿En serio? Entonces un hombre con un empleo corriente no tiene oportunidad de conquistar un amor sincero y las mujeres solo nos enamoramos de los hombres con mucho dinero. Grrrrr. 
  3. Los detalles íntimos irreales. No puedo evitar ponerme a buscar esos detalles tan cómicos, señalarlos y hasta comentarlos haciendo apuntes: métodos anticonceptivos inexistentes (las ETS no existen, los preservativos tampoco), la ducha pos encuentro amoroso que no se dan (y antes, dependiendo del caso, tampoco), el beso matutino sin cepíllarse los dientes (o luego de días de perdidos en una isla desierta, o en otra línea de tiempo donde no existen los cepillos ni la pasta dental). Lo bueno es que nadie tiene mal aliento en estas novelas.
  4. Las descripciones idealizadas. Mujeres de senos grandes, cintura fina y piernas largas; hombres de abdomen plano y sin un gramo de adiposidad en el cuerpo musculoso. Sí, como no... No vaya usted a tener unos kilos de más, senos pequeños, las orejas un poco grandes y algo de panza porque se queda soltero. 
  5. El final con bebé en camino como el punto más alto de la felicidad conyugal. Lo siento, pero la idea cristiana de que debemos casarnos para procrear, en ese orden, no me convence. ¿Por qué no un final donde la pareja se va a realizar su sueño de recorrer en bicicleta América Latina? ¿O donde se compran una chacra donde puedan realizar su sueño de adoptar animales abandonados? ¿O ser socios en un negocio? ¿O irse de misioneros a África? Propongan un final donde el único objetivo de la vida no sea tener hijos y será una idea para una conclusión un poco más original.